sábado, 21 de octubre de 2017

El fantasma del nacionalismo: Cataluña.

Manifestación pro-secesionista en Barcelona
Ante el desafío del procés independentista catalán, el presidente español Mariano Rajoy ha cumplido este 21 de octubre el funesto destino que deparaba la constitución de aquel país: la aplicación del artículo 155. A diferencia de lo que muchos creen y repiten, el susodicho no deroga el estatut de autonomía de la Generalitat, sino que le da el poder de su intervención directa al gobierno central con el único fin de restaurar el orden constitucional violado ante una errada interpretación del estatut. La extrema medida, única en la historia de la España post-franquista, supone el cese del president y líder del movimiento secesionista Carles Puigdemont y del vicepresidente Oriol Junqueras, así como de su gabinete y el adelanto de elecciones para formar un nuevo gobierno. Dicho estado de la cuestión se veía venir considerando el estira y afloja entre Madrid y el govern que ha aumentado su intensidad en los últimos años, desde los fallidos intentos del expresidente catalán Artur Mas por darle legitimidad institucional a la causa secesionista, hasta el reciente estallido de la crisis con la derogación del statut de autonomía por parte del parlament catalán el 8 de septiembre del presente año. Y los altercados de violencia del pasado 1º de octubre fueron la joya de la corona de la campaña victimista catalana.

El inexistente pasado glorioso.

Participantes del referendo secesionista siendo jaloneadas por la policía.
Las imágenes deberían hablar pos sí mismas: ancianitas ensangrentadas, mujeres llorando mientras se aferran a las urnas electorales, niños pequeños en medio de las trifulcas con la policía, alguna que otra celebridad haciendo publicidad "heroica" en los colegios electorales, los Mossos d'Esquadra rascándose el trasero mientras media Barcelona arde ante sus ojos, etc... Así es como los organizadores del referendo del 1º de octubre pretenden inmortalizar su llamado a la desobediencia cargado de tintes xenófobos: primero ¡Espanya ens roba! Y ahora ¡Madrid ens reprimeix! Obvian que los propios catalanes son españoles y gozan de todas las libertades y derechos que sus compatriotas de Andalucía o Galicia, y la Constitución española de 1978 los privilegió otorgándoles facultades de autogobierno inconcebibles durante la dictadura de Franco. Pero la famosa leyenda negra española ha sido resucitada para justificar la supuesta gesta patriótica de un pueblo reprimido por siglos por una potencia colonial, como si Cataluña fuese un virreinato americano en plena guerra de independencia.

Para beneplácito del secesionismo, la lamentable actuación de las fuerzas de seguridad españolas ayudó a reforzar la tesis de España como un Estado opresor que conquistó a la supuesta pobre Cataluña amante de la libertad, haciendo oídos sordos  las contradicciones de dicho discurso ante la historia de Cataluña, primero como parte del Sacro Imperio Romano Germánico, después del Reino de Aragón y posteriormente de Castilla debido a uniones dinásticas pactadas entre las clases nobiliarias de dichos Estados. Sí las pretensiones expansionistas de Carlomagno sobre los restos del reino visigodo y sus sucesores califatos no son ofensivas para el nacionalismo catalán, ¿Por qué se niega tan rabiosamente la historia de convergencia de Cataluña con el resto de España? Es cierto que el idioma catalán es menos parecido al castellano y más al francés, pero ello no justifica ignorar que ha coexistido por mucho más tiempo con las lenguas de la península ibérica y ello se aprecia en su fonética más familiar a la castellana que a la francesa. Ni hablar de los flujos migratorios dentro de España contemporánea que hacen imposible hablar de una raza o etnia pura: no hay "arios catalanes" que puedan reclamar la fundación de un Estado para su pueblo histórico, tal y como argumentó falsamente el movimiento sionista en Israel.

El supuesto momento fundacional en el que Carlos el Calvo embarró la sangre del caudillo mitológico Wilfrido sobre un escudo creando el emblema de Cataluña, y con ello su nacionalismo, aun a pesar de que los susodichos personajes fuesen guerreros germánicos de habla alemana medieval y sus súbditos fuesen latinos de habla protorromance.
La "conquista" de Cataluña.

Tal ves debamos remontarnos no tan atrás en el tiempo a la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Al morir sin descendencia Carlos II de Habsburgo, éste heredó el trono al nieto de Luis XIV de Francia, Felipe V de la Casa de Borbón, quien a su vez era su sobrino. Dicha elección condujo a una guerra entre el régimen de Felipe V y Francia contra Austria que apoyaba la aspiración a la corona española del archiduque Carlos de Habsburgo, así como de Inglaterra que temía a una alianza dinástica franco-española. Y dentro del conglomerado de reinos que formaban España, con cortes internas, aduanas fronterizas, sus propias milicias y sistemas de recolección de tributo se encontraba Aragón con Cataluña incluida que tomó partido por el bando austriaco. 

La desafección de Cataluña hacia Francia proviene de la revuelta catalana de de 1640 en la cual, por causa de disputas entre las clases dirigentes catalanas y Castilla, el territorio se sublevó e intentó anexionar a Francia, pero la revuelta al final fue aplastada y Francia traicionó las aspiraciones catalanas anexando sus territorios transpirenáicos y firmando una paz con España (devenida en alianza dinástica) que a la larga sentó las bases del asenso de la Casa de Borbón. Sobra decir que el apoyo catalán al bando austriaco le saldó caro a los intereses de los dirigentes catalanes puesto que Felipe V se consolidó como monarca y tomó revancha contra quienes lo combatieron, en este caso aboliendo las instituciones autónomas catalanas que habían existido desde la edad media dentro del reino de Aragón, mismas que sorpresivamente no fueron suprimidos después de la anterior rebelión que si fue de carácter secesionista.

Cataluña antes de ser conquistada por España... según los secesionistas.
Ahora los ideólogos del procés catalán han tergiversado a conveniencia los vaivenes de su propia historia para presentar a su causa como la única solución a un conflicto ancestral entre opresores y víctimas, y la actuación de la policía española durante la jornada del 1º de octubre les dio la razón... por un día. El Estado español post-franquista ha hecho grandes esfuerzos para darle espacio a las autonomías, y considerando que ni la euskera fue suprimida durante los año más violentos de ETA el alarmismo apocalíptico de Puigdemont y sus allegados luce exagerado. Sin embargo, el mensaje de odio hacia el supuesto opresor, de rechazo al "otro" venido de "más allá de las fronteras", de cohesión de la "etnia catalana" ante el resto de España, etc..., sí son señales de alarmismo porque la misma historia de Europa que los secesionistas han manipulado para justificarse está llena de ejemplos recientes que llevan convergieron en sola palabra de muchos significados: guerra.

El nulo valor de la sangre del "otro".

Civiles y militares bosnios poniéndose a resguardo de los francotiradores serbios durante el sitio de Sarajevo.
Uno de los argumentos más esgrimidos del independentismo es el antecedente de la desintegración de Yugoslavia, pero los paralelismos entre el actual Estado español y el balcánico son nulos. Yugoslavia fue el fruto de las ambiciones imperialistas del Imperio Ruso de crear un estado eslavo en los Balcanes que sirviese a sus intereses, a la vez que fungiese de tapón entre su territorio y el del Imperio Austro-Húngaro. Dentro de Yugoslavia coexistían distintas etnias mayoritariamente eslavas (excepto por los albaneses), y de las cuales serbios, croatas, bosnios, eslovenos y montenegreses comparten la misma lengua pero con distintos nombres dependiendo del lugar donde se hable. Si bien Yugoslavia tuvo éxito sobreviviendo como Estado independiente durante la mayor parte del siglo XX, liberándose a sí misma de la ocupación nazi y librándose del telón de acero soviético, no tuvo la fortuna de alcanzar una cohesión social y étnica como la que hoy presentan España y Reino Unido. Al morir el mariscal y dictador Josip Broz Tito el país quedó a la deriva en una lucha por la sucesión del gobierno donde el nacionalismo étnico se impuso a la hora de fijar posturas, y ante la apertura que se vivió en Europa oriental con la caída del Comunismo, los bandos nacionalistas de las etnias menos favorecidas ante el empoderado nacionalismo serbio dieron el paso secesionista.

Por un lado los serbios lucharon para mantener la cohesión del país, pretendiendo emular al emperador medieval serbio Stefan Uroš IV Dušan que por un preve periodo de tiempo unificó a la mayor parte de los Balcanes bajo su puño, pero las medidas del presidente Slobodan Milošević estuvieron más cerca de las de Hitler que de las de cualquier otro dirigente histórico serbio. Conforme escaló la violencia, los asesinatos, violaciones, la limpieza étnica y los discursos cada vez más cargados de odio, la situación se volvió insostenible y las superpotencias  — Estados Unidos y Rusia — intervinieron para repartirse las sucesoras esferas de influencia del otrora estado yugoslavo, a su vez legitimando las aspiraciones de diferenciar al "otro" como el "enemigo extranjero", aun si hablan el mismo idioma y solo se diferencian por la religión, el bigote o gorro tribal. Mientras tanto Cataluña no ha tenido ninguno de esos problemas, pero el discurso cada vez más intransigente de Puigdemont lo acerca al lado más obscuro de la historia de Europa, mismo que ya emularon los ex-yugoslavos con trágicas consecuencias.

¿Qué sería de una Cataluña independiente?

Los judíos y eslavos, alemanes y extranjeros "indeseables", fueron para Hitler y el nazismo la piedra en el zapato de Alemania. Al final su hýbris nacionalista le costó el futuro a toda su estirpe. 
Cabe preguntar cuales son las aspiraciones del secesionismo catalán cada vez que revive a los fantasmas de Belgrado, Sarajevo y Srebrenica para justificar su intento de secesión de España, cuando ni hay bombardeos ni masacres de catalanoparlantes para dar lugar a una repoblación del territorio con puros castellanoparlantes. Pero el procés catalán ha desencadenado verdaderos signos de preocupación dentro de la sociedad catalana, siendo el más notorio la discriminación hacia lo "no catalán" dentro de la sociedad y las instituciones de la Generalitat. Y aun así es poco probable que a corto plazo un pueblo tan adoctrinado en la pax americana tome la senda de la autodestrucción étnica. La contundente respuesta de la Unión Europea, principal motor de la economía española y catalana, ha cortado las alas a cualquier intento de lanzarse a la aventura secesionista sin garantías de no volverse un paria internacional como Kosovo, arrebatada a Serbia por una milicia albanoparlante de corte islamista que a falta del reconocimiento de su madre patria está vetada de participar en cualquier institución política y económica internacional. 

Sí el nacionalismo bastase para subsistir la Generalitat ya habría dado el paso fuera de España, pero las cosas no funciona así, ni hoy ni nunca.

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Postdata: si algun partidari del secessionisme llegeix aquest escrit espero que em puga explicar qual és l'esséncia del nacionalisme català, per què se sent diferent al rèste dels espanyols i com li afecta ser al mateix temp català i espanyol.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Presentación.

Decidí crear esta página fomentar la difusión histórica y de otras humanidades, cuestión que veo descuidada por parte de mis camaradas de formación más enfocados en la investigación especializada. No es que sea malo profundizar en temas específicos, como las fiestas patronales de algún pueblo entre el periodo de 1890 a 1895, o la producción de nata en un convento de monjas en 1790. Pero ese aislamiento de la realidad global impide a muchos académicos dar cuentas de su trabajo a un público más amplio, lo que ha propiciado que el entre las masas predominen los puntos de vista de malos divulgadores, la mayoría charlatanes.

En mi caso padezco de una fuerte obsesión por "la globalidad de la Historia", lo que no significa que pretenda ser un todólogo superficial. Recurriendo a las típicas herramientas de trabajo con las que nos formamos en la academia, emprenderé la labor de proporcionar escritos que expliquen lo más claro posible temas que tengan importancia en nuestra realidad contemporánea, siempre desde una perspectiba global que permita al lector percibir una conexión lógica con el tema en cuestión.

Por último, el nombre de la página Ἱστοριογράφος (Historiográphos), literalmente "historiador" está formado por ἱστορία (historía, no creo tener que traducirlo) y γράφειν (gráphein) "escribir". 

Pues, a cumplir con el requisito de la profesión: escribir acerca de la Historia.